Dashboard


¿Qué se puede hacer por Venezuela? Una pregunta desde afuera

05/14/2019 15:20 - United States, Florida, Miami - (PR Distribution™)

Reflexiones y propuestas para venezolanos pudientes en el exterior.

Juan Felipe Lara Fernández

En Venezuela el panorama ha cambiado rápidamente. En menos de tres meses tenemos un presidente interino, Juan Guaidó, un gobierno de transición reconocido en 55 países democráticos y el control de instituciones y empresas venezolanas fuera del país, como Citgo que pasó al control de un nuevo equipo de profesionales que preservará un patrimonio que se agotaba. 

Se vislumbran nuevos escenarios, pero el trabajo no está hecho. Aunque más cerca, la tarea no se ha completado porque requiere un paso gigantesco: la sustitución de un régimen ilegítimo que aún mantiene control interno.

Para lograr ese objetivo se cuenta con muchos aliados: la OEA, el Grupo de Lima, el Parlamento Europeo y todos los países de ese continente excepto uno, pero hay tres naciones en particular que son claves en un posible desenlace: Estados Unidos, Colombia y Brasil.

Contribución efectiva

Como hijo y amante de ese país, siempre me pregunto: "¿Qué hacer por Venezuela?" En un complejo y decisivo panorama, esa interrogante cobra una importancia mucho mayor. Mi respuesta: lo que usted pueda, lo que le permita su tiempo y sus recursos.

Pero en este caso, no me referiré al ciudadano clase media que lucha diariamente por estabilizarse en un nuevo país, sino al venezolano pudiente que logró mover su capital y lo tiene a buen resguardo.

Los hay en todo el mundo, sobre todo Estados Unidos, España, Colombia y en menor medida, Brasil.

La mayoría de las personas que tuvieron que salir o están afuera, se dedican al activismo en redes sociales, muchas veces a la semana y comentan sobre política.  No es malo, y menos ahora que lo político está en el escenario principal, pero ¿eso es lo único que hacemos o hay más? ¿Hay formas más concretas de que empresarios y personas de recursos ayuden al país en este momentum?

El venezolano en el exterior debería tomar como referencia la experiencia de los inmigrantes italianos, españoles y europeos que fueron a Venezuela y se integraron en la comunidad. Yo lo veo en los cubanos que vinieron a Florida y Estados Unidos en general.

Puedo resumir lo que sugiero basado en mi experiencia de inmigrante en tres puntos:

1. Elegir una acción concreta, en Venezuela o en el nuevo país. En el segundo caso, que genere un valor local y, a la vez, trascienda hacia Venezuela.

2. Integrarse al nuevo país, ser parte activa de su quehacer, forjar lazos y crear redes.

3. Lograr y ejercer influencia en el nuevo país para apoyar a Venezuela.

Examinemos esos puntos.

El lugar se construye

Primero, el elegir una acción concreta en el nuevo país, una misión que beneficia al anfitrión y al país que hemos tenido que dejar.

Mi sugerencia es: Escoja una labor, escoja un espacio y hágalo suyo en términos de acción. Si es en Venezuela, será una presencia activa en un país que lo necesita tanto. Ésa es su Venezuela fuera de Venezuela. Es un elemento concreto, una misión. Elija una acción social.

Para mí, por ejemplo, uno de mis espacios es La Emilia, porque creo que ahí existe la posibilidad de desarrollar, de ayudar, de hacer algo que (de alguna manera) contrarreste la maldad y de alguna manera mostrar esa parte buena y prometedora del país que aguantó el embate y sirve como plataforma para la recuperación.

En Costa Rica, hoy en día toda la planta de cerveza está en buena medida manejada por venezolanos. La mayoría de los veteranos son costarricenses, pero  los jóvenes son venezolanos. Puedo estar arriesgando, pero yo me siento bien. 

En la coyuntura actual, que promete un cambio, podemos apoyar grupos de trabajo político en Venezuela o en nuestra área de residencia. Hay decenas de equipos, serios y trabajadores, que se desempeñan en áreas como Derechos Humanos, apoyo legal a víctimas, periodismo ciudadano, atención a enfermos, etc. Son personas que trabajan en condiciones muy difíciles y cuya contribución al país es enorme. 

Esos grupos requieren, por ejemplo, donaciones en monedas duras. El Foro Penal o Amnistía Venezuela, por mencionar un par, trabajan incansablemente por causas justas. En Florida, por ejemplo, muchos venezolanos dueños de empresas de envío “puerta-a-puerta” han puesto sus servicios a disposición de ONGs sobre todo de salud. Millones de dólares ha fluido por plataformas como GoFundMe o PayPal para pagar un tratamiento de cáncer o becar a un estudiante universitario.

En otros terrenos, muchos empresarios venezolanos tienen emprendimientos y negocios productivos que emplean unos pocos, decenas o centenas de trabajadores. En mi empresa en Costa Rica hemos dado empleo a muchos venezolanos talentosos y trabajadores, de excelentes credenciales, y constituyen un pilar importante de la productividad.

De otra forma, se pueden promover económicamente iniciativas: emprendimientos, ONG, grupos de apoyo, envío de medicinas, etc. Todo esto requiere recursos y trabajo voluntario. Usted elige qué hacer y hasta dónde está dispuesto a llegar.

La integración es fructífera en ambos sentidos

No hay sentido de pertenencia hasta que la persona se integra física e intelectualmente en el país que le dio acogida. Yo me siento integrado.

¿Qué hace falta para integrarse? Es necesario desprenderse de la expectativa inminente del retorno a la patria. Si uno no se une a la comunidad en donde ahora está, no se construyen estructuras que favorezcan a venezolanos. Cuando uno sale del país, lo primero que pierde es la estructura inmanente que no notaba uno que existía, pero que nos acompañaba. Me refiero a la estructura familiar, una estructura de amigos, de abogados, de asistentes. Si pasaba algo uno sabía a dónde llamar.

Pero uno llega a la nueva comunidad como desnudo, esperando que alguien nos dé una oportunidad, como llegaban italianos y españoles a Venezuela, con la actitud de “yo soy lo que tenga que ser. Soy arquitecto, ingeniero, químico, lo que sea.” 

¿Por qué? Porque tenían que integrarse. Esas personas sí lo hicieron en Venezuela con abastos que se transformaron en grandes cadenas; o compañías "pegabloques" que llegaron a ser grandes constructoras.

Y esas empresas fueron las estructuras que posteriormente aceptaron traer y recibieron a otros ciudadanos italianos, españoles, que llegaban sin recursos, pero que ya había gente igual que ellos con posibilidad de recibirlos.

Y lo mismo hicieron los cubanos en la Florida: crearon empresas y recibieron a más cubanos. Pero no solo eso, formaron parte de instituciones del nuevo país, se hicieron miembros de cámaras de comercio, se involucraron en la política local y nacional, aprendieron inglés, conocieron a fondo el sistema sin olvidar ni abandonar sus raíces. Eso es integrarse.

Lamentablemente muchos venezolanos, llegando con más capital del que llegaban los cubanos, no arriesgan mucho, no construyen empresas, no se integran plenamente en la realidad que los circunda. Y al no crear estructuras, no ayudan a venezolanos de menores recursos a integrarse. E integrarlos es hacer patria en casa y en la patria que dejamos.

La labor de las personas con capital, en mi opinión, es que arriesguen algo en la comunidad donde han elegido vivir. Creen algo que permita contratar, ayudar, crear apoyos a los venezolanos.

Tener capital es una responsabilidad, porque ciertamente la gente tiene derecho a invertir en lo que sea, pero yo sugiero invertir un porcentaje porque de alguna manera uno tiene la obligación de hacerlo. Y ¿dónde están los venezolanos?! “En las redes. Eso no es hacer patria.

Influencia y poder

Finalmente, al ser un empresario con actividad productiva en el nuevo país e integrarse plenamente, uno debe moverse para lograr influencia en las comunidades relevantes para cada uno. Por ejemplo, pertenecer a sindicatos, cámaras de comercio e industria, apoyar a figuras políticas influyentes, hacer amistades con gente del país. 

Increíble pero muchas veces el inmigrante se encierra en una burbuja compuesta por su familia, sus asociados y amigos. No hacen amistades con los conciudadanos. Pierden la oportunidad de integrarse plenamente, como sí hacen sus hijos, que pronto tienen amigos, parejas y todo tipo de conexiones con la nueva tierra.

Entonces, si uno no se integra, no es capaz de influir en esas comunidades y lograr poner la atención en lo que pasa en Venezuela, lograr apoyos, mover a otros a ayudar a nuestros paisanos, etc. Solo con influencia, poder de convocatoria y llegada a las instancias de poder, estaremos en capacidad de dar el máximo grado de soporte a los venezolanos en ambos lados de la inmigración.

Espero que todos estos puntos sean beneficiosos y estimulantes. Cada uno decide si lo hace y cómo lo hace. Pero con foco, integración e influencia podremos ser motores de una mejor gestión de vida para nosotros y para muchos en los dos países que el destino nos ha llevado a vivir y a querer simultáneamente. 

_____________________________________________

Juan Felipe Lara Fernández es un abogado venezolano, que reside actualmente en Costa Rica, donde es Presidente de Cervecera del Centro desde 2013 hasta la fecha.

La imagen fue elaborada especialmente para este artículo y es de libre uso. 

_____________________________________________

Juan Felipe Lara Fernández es un abogado venezolano, que reside actualmente en Costa Rica, donde es Presidente de Cervecera del Centro desde 2013 hasta la fecha. su website es: http://juanfelipelara.com/

La imagen fue elaborada especialmente para este artículo y es de libre uso.

Media Contacts:


Full Name
FERNANDO E NUNEZ NODA
Company
3Kats Corp
Phone Number
3057215477
Website
Email
View Results in Google